La economía argentina atraviesa un período de estancamiento prolongado, sin indicios claros de una pronta recuperación. Según datos preliminares de agosto, la contracción persiste, afectando diversos sectores productivos y el consumo, lo que refuerza un escenario recesivo.
Los datos más recientes reflejan la debilidad económica. El Estimador Mensual de Actividad Económica (EMAE) de junio, reportado por el INDEC, mostró una caída del 0,7% respecto a mayo. En julio, la actividad industrial se redujo un 2,3% y la construcción un 1,8%. Indicadores adelantados de agosto confirman esta tendencia negativa: los patentamientos de vehículos cayeron un 2,8%, la producción automotriz un 6,1% y los despachos de cemento un 5,6%. Además, en julio se registraron descensos en la molienda de soja (-6,4%) y en la recaudación del IVA (-1,4%), según la consultora Invecq.
“La economía está prácticamente paralizada desde diciembre de 2024, con signos de contracción más marcados en los últimos meses”, señaló Invecq, destacando que los indicadores de agosto no muestran mejoras.
A pesar de la suba del dólar en las últimas diez semanas, la inflación se mantuvo en 1,9% en agosto, igual que en julio. Según los analistas, la caída del consumo está limitando el impacto de la corrección cambiaria en los precios. “El enfriamiento económico no solo explica el bajo traslado de la devaluación a los precios, sino que también influye en la dinámica política”, indicaron desde Invecq. La consultora vinculó este panorama con los resultados de las recientes elecciones en la provincia de Buenos Aires, donde el Producto Bruto Geográfico (PBG) cayó un 2,2% interanual en 2024, superando la contracción del PIB nacional, que fue del 1,3%. Sectores como la industria y la construcción, clave en el Conurbano, registraron caídas más pronunciadas.
Invecq también señaló que, tras un primer semestre de estancamiento, los indicadores provinciales muestran retrocesos del 0,6% en julio y del 2% en agosto, lo que podría explicar el desempeño electoral del oficialismo en los comicios bonaerenses. “La estrategia electoral se centró en contener el dólar y la inflación, pero el costo fue una economía poco dinámica, limitada por un esquema financiero restrictivo”, afirmaron.
Baja de tasas: un alivio insuficiente
Tras las elecciones, el Banco Central redujo en dos tramos de 500 puntos la tasa de referencia de política monetaria, llevándola al 35% (la TAMAR pasó de 66% TNA antes de los comicios a 52,5% TNA). Sin embargo, los analistas consideran que esta medida no será suficiente para reactivar la economía antes de octubre. “El Banco Central finalmente le encontró la vuelta al corredor de tasas. La baja de tasas que empezamos a ver ayuda, pero no hará que la economía levante antes de las elecciones. Quizás ayude a que se estabilice. Los datos que vimos de julio y agosto no fueron buenos”, afirmó Andrés Borenstein, economista de BTG Pactual.
Invecq coincidió en que la reducción de tasas podría mitigar la presión financiera, pero no revertirá la dinámica recesiva en el corto plazo. “El costo de sostener tasas reales muy elevadas fue una actividad económica poco dinámica, que terminó golpeada por ese mismo corset financiero”, concluyeron.